Están obligados a declarar quienes hayan obtenido en 2014 rendimientos del trabajo superiores a 22.000 euros (con un único pagador) o superiores a 11.200 euros (con más de un pagador; la suma del segundo y siguientes supera los 1.500 euros).
Están obligados a declarar quienes hayan obtenido en 2014 rendimientos del trabajo superiores a 22.000 euros (con un único pagador) o superiores a 11.200 euros (con más de un pagador; la suma del segundo y siguientes supera los 1.500 euros).